
Esta expresión se ha utilizado con el fin de alejar la mala suerte pero ¿de donde surgió?
Antiguamente -para algunos todavía- la madera era un símbolo de protección, una fuente potencial para crear herramientas, obtener refugio e incluso calor. Si pensamos en el término "vida", tal vez un árbol nos venga a la mente.
En esta ocasión presentaremos dos probables orígenes.
Por una parte, es probable haya surgido a principios del cristianismo. Después de la muerte de Jesús, algunos de sus seguidores supusieron que tocar la madera de donde fue colgado podría darles algún tipo de beneficio, quizá una curación, un don o tal vez protección.
Por el otro -aún antes que el cristianismo- en Irlanda se tenía la creencia de que los árboles eran utilizados cómo hogares por espíritus y que tocar la madera era sinónimo de palpar sus almas, consiguiendo así su protección.