Esta expresión es utilizada cuando alguien se hace responsable de algo que no cometió o que lleva una carga tortuosa, difícil de superar. En este caso, el origen se trató de algo literal.
En la edad media, al hallarse un cadáver dentro o a los alrededores del pueblo pero no era posible dar con el asesino o responsable, la ley obligaba al pueblo a pagar una multa. Pero dado que nadie le gusta pagar algo por lo que no cometió, era común que las personas se encargaran rapidamente de esconder el cuerpo: enterrarlo uno mismo, arrojarlo a un río, esconderlo entre ramas y hojas del bosque, o transportarlo a poblado próximo y así evitar la sanción.
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lunes, 26 de enero de 2015
martes, 20 de enero de 2015
"Con un ojo al gato y otro al garabato"
Esta expresión proviene de Oaxaca (México) pero no tiene nada que ver con observar a un gato y rayones sin sentido a la vez.
Según la RAE, un garabato es un "instrumento de hierro cuya punta forma un semicírculo. Sirve para tener colgado algo, o para asirlo o agarrarlo". Y así es, cuando los refrigeradores aún no existían era necesario guardar la carne y demás de alguna forma, por lo que la colgaban de algún lugar alto. Sin embargo, las ratoneras tampoco existía. Así que usualmente se poseían gatos para acabar con los ratones. Porque claro, los ratones comen carne y los gatos comen ratones. Debe ser la solución perfecta, ¿no?
Pues, llegó a ocurrir en más de una ocasión que un gato se colgaba del garabato para robar la comida, ¿para que conformarse con un pequeño ratón que, además, era difícil de alcanzar?. Es por eso que la gente debía estar atenta a la comida y a los movimientos malvados del gato.
Así, desde entonces, "con un ojo al gato y otro al garabato" quiere decir que al observar algo, no perdamos de vista lo demás.
Según la RAE, un garabato es un "instrumento de hierro cuya punta forma un semicírculo. Sirve para tener colgado algo, o para asirlo o agarrarlo". Y así es, cuando los refrigeradores aún no existían era necesario guardar la carne y demás de alguna forma, por lo que la colgaban de algún lugar alto. Sin embargo, las ratoneras tampoco existía. Así que usualmente se poseían gatos para acabar con los ratones. Porque claro, los ratones comen carne y los gatos comen ratones. Debe ser la solución perfecta, ¿no?
Pues, llegó a ocurrir en más de una ocasión que un gato se colgaba del garabato para robar la comida, ¿para que conformarse con un pequeño ratón que, además, era difícil de alcanzar?. Es por eso que la gente debía estar atenta a la comida y a los movimientos malvados del gato.
Así, desde entonces, "con un ojo al gato y otro al garabato" quiere decir que al observar algo, no perdamos de vista lo demás.
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