La hemos escuchado muchas veces mientras nos dábamos cuenta
de que por un lado nuestro amigo iba corriendo calle abajo como gacela y, por
el otro, salía la vecina con un balón mientras señalaba un vidrio roto…casual
¿o no? .Esta palabra la utilizamos para advertir sobre algún peligro del que es
necesario escapar con rapidez, pero ¿de dónde proviene?
En una preciosa tarde de verano, mientras el reflejo del sol
ardía en las piedras del camino que se extendía en el infinito…una señora gritó
¡Aguas! y arrojó excremento humano desde el balcón de su casa.
Esta práctica era cotidiana en Europa: a falta de drenaje
los habitantes utilizaban bacinicas, y claro, cuando se llenaba era necesario
vaciarla. El grito era para advertir a los desprevenidos de una posible lluvia
de… bueno, ustedes ya saben .Puesto que las calles paulatinamente se llenaban
de excremento, se estableció que por las noches una carretilla recogiera esos
desechos, y aunque tal vez lo intentaron, la verdad es que esta medida no era
ni de lejos efectiva para mantener la higiene. Con el tiempo estas prácticas
provocaron pestes en la población, se cree que es una posible razón para el
surgimiento de la peste negra, la cual mató a millones en Europa.