Esta palabra -que suena chistosa- la hemos utilizado para denominar a aquellas personas que padecen de un alcoholismo profundo, que llegan a agotar sus recursos en bebida, descuidan su higiene y aspecto físico.
En esta ocasión presentaremos tres probable orígenes, aunque es probable que todos ellos sean complementarios entre sí.
El primero consiste en la costumbre nacida en México durante el siglo XX de beber por las madrugadas un té hecho a base de hojas de naranjo y canela con alcohol. Los vendedores ambulantes daban estas bebidas a un precio de 8 centavos. De ahí que se les conociera como "té por ocho."
Otra versión -muy parecida- es que en realidad los tés servían como remedio para los efectos de la resaca. Se dice que en el mercado de la Merced había una señora que vendía estos tés a 10 centavos, con el tiempo se hicieron tan populares que algunos decidieron hacer competencia. A raíz de esto, el puesto original decidió reducir el precio a 8 centavos por té, posicionándose favorablemente en el mercado e incluso, volviéndose más popular que al principio. La gente se refería a ese lugar cómo el "té por ocho".
La última posibilidad es la siguiente: En 1975 se lanzó una película mexicana llamada "Chin Chin, el teporocho" que narra la vida de un joven de 22 años que tras una mala etapa en su vida se hace un bebedor de "teporocha", una bebida hecha de agua de tamarindo y alcohol. Debido a esto, es probable que las personas relacionaran la palabra "teporocho" con alguien que es adicto a la bebida.